• El Colegio Oficial de Enfermería de Málaga entrevista a Juana Luna e Irene Ortiz, dos matronas del Hospital Materno Infantil que asistieron el nacimiento del primer malagueño del año 2023 • Se llama Aarón y nació a las 00.01 horas de la madrugada, casi con el sonido de las campanadas. Ha pesado 4.200 gramos y ha medido 53 centímetros. Él junto a Alejandro, un bebé almeriense, se han convertido en los primeros nacidos en Andalucía en este nuevo año 2023.
• Para Irene, “poder haber acompañado este nacimiento es toda una alegría, aunque no muy distinta a la que siento cada vez que sucede. Todos los nacimientos son especiales y un momento único, y si lo unimos con tener las campanadas de fondo, más aún”.
Mientras millones de personas daban la bienvenida al nuevo año; Juana Luna e Irene Ortiz, dos profesionales especialistas en Enfermería Obstétrica y Ginecológica del Hospital Materno Infantil de Málaga, se encontraban asistiendo el nacimiento del primer malagueño de 2023 junto a su compañera TCAE Inma Ramírez y el comprometido Equipo de Nidos.
El pequeño se llama Aarón y nació concretamente a las 00.01 horas de la madrugada, casi al sonido de las campanadas. Ha pesado 4.200 gramos y ha medido 53 centímetros. “La llegada de un bebé es siempre motivo de celebración, pero cobra aún mayor emotividad si este se convierte en el primer bebé en nacer en 2023 en la provincia de Málaga y en Andalucía. Es una sensación muy especial, de bienestar y de felicidad, una gran satisfacción» explica Irene, la matrona encargada de atender el parto.
Como cuenta Juana, “mi compañera Irene fue la que estuvo durante toda la jornada pendiente del seguimiento y prestando cuidados a la madre y el bebé. Yo entré en el turno de noche y tras valorar las circunstancias, viendo que el niño era bastante grande, preferí estar con ella y entrar como apoyo. Es algo que solemos hacer según las circunstancias para brindar tranquilidad y ayuda al equipo, se respira mucho compañerismo entre los profesionales de esta unidad”.
Asistiendo el primer nacimiento del año
Ambas enfermeras eran conscientes de lo especial de este nacimiento, pero sabían que tocaba mantener la mente fría y centrarse en sus labores habituales como el control de bienestar fetal, la monitorización continua de la paciente, facilitar los movimientos maternos, administrar la medicación adecuada y acompañar a la familia, tranquilizándola y dándole toda la información necesaria.
Para Irene, “poder haber acompañado este nacimiento es toda una alegría, aunque no muy distinta a la que siento cada vez que sucede. Todos los nacimientos son especiales y un momento único, y si lo unimos con tener las campanadas de fondo, más aún”.
En añadido, como expone Juana, “debemos dar las gracias porque salió todo bien durante el alumbramiento. Fue parto natural y tuvo lugar en el Hospital Materno Infantil de Málaga bajo la atenta mirada de sus padres, Omar y Erika. No podemos estar más contentas de haber participado en este nacimiento, y de que todo haya salido según lo previsto”.
Actualmente, Irene asegura que tanto la madre como el recién nacido «se encuentran muy bien. Los padres y familiares se han mostrado enormemente agradecidos con los conocimientos, el trabajo realizado, las habilidades y la atención demostrada por el equipo del Hospital Materno en un momento tan vulnerable y bonito».
Un sacrificio agridulce
Estas dos profesionales sanitarias, colegiadas de Málaga, están más que acostumbradas a brindar ese apoyo continuo, escuchar, observar y asegurarse de que todo se encuentra en las mejores condiciones, para la madre y el bebé.
Una profesión sacrificada, generosa, dedicada y comprometida, que no cambiarían por nada. Tanto es así que, como expone Juana, “no queríamos perdernos la entrada al año y menos después de haber sido testigos de algo tan bonito y humano como la vida, así que nos tomamos las uvas en hora de Canarias para poder atender el primer nacimiento del año. Es un sacrificio que siempre queda compensado por la satisfacción del trabajo bien hecho”.
“Es un sacrificio agridulce” confiesa Ortiz. “Cuando decides ser sanitaria asumes ciertos sacrificios derivados de los horarios y la disponibilidad casi absoluta, pero es cierto que con una buena gestión de los contratos temporales sería más llevadero. En mi caso, por ejemplo, tengo un contrato temporal de navidad y desde aquí animo al SAS a que mejore las condiciones de los sanitarios, ofreciendo más estabilidad y mejorando la conciliación con nuestra vida diaria”.
El arte de ayudar a traer vida
Juana Luna lleva 14 años de experiencia como matrona y asegura que su dedicación a esta profesión se debe a un componente puramente vocacional. “Siempre quise dedicarme a esto y no paré hasta que lo conseguí. No concebiría mi vida sin ser matrona, es un trabajo muy especial en el que todos los momentos malos quedan compensados con la inmensidad de momentos bonitos que vivimos”.
Por su parte, Irene Ortiz acumula también una dilatada trayectoria profesional de dedicación al arte de ayudar a traer vida. “Ser matrona, para mí, además de mi vocación es tener la suerte de acompañar a la mujer en todas sus etapas vitales. Desde que comencé a estudiar enfermería quería convertirme en matrona y después de mucho esfuerzo, así ha sido” concluye.