¿Cómo pueden los profesionales de la Enfermería establecer actuaciones en su trabajo cotidiano para evitar las caídas entre la población mayor de 65 años? Ana Isabel Medina, enfermera especialista en Geriatría y Gerontología y asesora de Buenas Prácticas del Colegio Oficial de Enfermería de Málaga nos da las claves enfermeras para contribuir a reducir el riesgo de caídas en población mayor, a corto y medio plazo, así como complementar otras actuaciones orientadas al mismo objetivo.
Gran parte de la Enfermería, especialmente en Atención Primaria, es responsable de detectar estados de vulnerabilidad o fragilidad, además del elevado riesgo de caídas en la población mayor. Además, este colectivo se encarga de establecer medidas preventivas y abordar una estrategia de educación para la salud con el objetivo de retrasar o evitar la aparición de este tipo de situaciones. Ana Isabel Medina, enfermera especialista en Geriatría y Gerontología y asesora de Buenas Prácticas del Colegio Oficial de Enfermería de Málaga nos habla sobre los aspectos clave de la intervención enfermera en las estrategias de prevención de caídas de personas ancianas.
Las caídas son una causa importante de discapacidad en las personas mayores y, a su vez, uno de los desenlaces adversos de la fragilidad. Las caídas se definen como «acontecimientos involuntarios que hacen perder el equilibrio y dar con el cuerpo en tierra u otra superficie firme que lo detenga» (OMS, 2012).
Además, en España la tendencia no apunta hacia la disminución de la incidencia de caídas, sino que los números por sí solos denuncian que es necesaria la implantación, mejora o adaptación de la evidencia científica de intervenciones destinadas a la prevención de las caídas. vistas además como un gran problema de salud que ha ido cobrando protagonismo en los últimos años debido, sobre todo, al ya actual envejecimiento y sobre envejecimiento de la población
Principales causas
Las principales causas de las caídas se pueden agrupar en dos grupos: intrínsecas y extrínsecas:
Las intrínsecas son inherentes a las personas, como enfermedades como el párkinson, enfermedades cardiovasculares e hipotensión ortostática. No se ha de olvidar que en este grupo se incluye el deterioro propio de la edad, donde principalmente influyen la disminución de la agudeza visual y auditiva, pero también la pérdida de movilidad y la marcha senil con pasos cortos.
Por otro lado, las causas extrínsecas principalmente son debidas a medicamentos y a interacciones que se pueden dar entre ellos, sobre todo con personas polimedicadas, y a factores ambientales del hogar o de la comunidad.
Estrategia
Es en la valoración inicial donde identificamos todos los factores de riesgo relacionados con caídas. Una estrategia para minimizar su incidencia, es el uso de escalas de valoración que identifiquen los pacientes con riesgo de caídas. Pero debemos tener en cuenta que ninguna escala contempla todos los posibles factores de riesgo. La escala de J.H. Downton ha sido elegida en este procedimiento para unificar criterios de cribado y transferencia de información entre los diferentes ámbitos de actuación. Dicha escala recoge algunos de los factores con mayor incidencia en el riesgo de caídas, siendo una escala validada, de fácil uso y aplicabilidad en los diferentes ámbitos asistenciales. Su cumplimentación se realizará con los datos obtenidos de la valoración inicial, sin olvidar otros factores de riesgo valorados, no incluidos en la escala, que sean susceptibles de provocar una caída, a los cuales se aplicarán las intervenciones necesarias. El punto de corte en la escala de J.H.Downton se sitúa en 3 o más, que indica alto riesgo de caídas.
En general, la estrategia que se sigue en el momento actual es la de detectar desde la Atención Primaria a los pacientes con riesgo de caídas e intervenir sobre la fragilidad, de esta forma seleccionar aquellos susceptibles de ser incluidos en el programa para la prevención de caídas. Dicho programa multifactorial, donde se encuentran a las personas con alto riesgo de caídas, incluye actividad física, la revisión de la medicación y de riesgos en el hogar.
El programa de actividad física se basa en componentes múltiples (resistencia aeróbica, flexibilidad, equilibrio y fuerza muscular). La revisión de medicación se centra en la revisión de los fármacos que afectan negativamente a las personas con riesgos de caídas siguiendo los criterios STOP/START. Los fármacos considerados son: benzodiacepinas, neurolépticos, antihistamínicos de primera generación (clorfeniramina, difenhidramina, hidroxizina, prometazina, etc.), vasodilatadores y opiáceos de consumo crónico. También, la revisión de riesgos del hogar mediante listas de comprobación que se centran en la revisión de los suelos, la iluminación de toda la casa, la cocina, los dormitorios, los pasillos, el cuarto de baño, el calzado y el vestido y la presencia de animales domésticos.