Cada 10 de octubre de celebra el Día Mundial de la Salud Mental para poner en relieve la importancia de cuidar la vida y el bienestar. Con motivo de esta efeméride, el Colegio entrevista a Carlos Aguilera Serrano, enfermero investigador especialista en Salud Mental del Hospital Regional, secretario de AEESME, profesor asociado al departamento de Enfermería de la Universidad de Málaga y miembro de la Comisión de Buenas Prácticas del Colegio de Enfermería, para conocer más sobre la transformación que viene sufriendo este rol profesional en Andalucía.
P: ¿Por qué decidiste ejercer la Enfermería en el ámbito de la Salud Mental?
R: En el año 2006 dio inicio mi andadura en el ejercicio profesional como enfermero sustentado en nuestra disciplina: la ciencia del cuidar. Durante los siguientes 6 años, y dentro del ámbito asistencial, anduve recorriendo distintos servicios y especialidades, tanto en el ámbito comunitario como en el hospitalario, que, si bien me reportaron un gran aprendizaje y experiencias, también conllevaron una importante carga en lo personal por lo pernicioso de esa situación.
Por desgracia, hoy día perdura a nivel institucional dicho maltrato, y que lleva al mantenimiento de esa constante situación de inestabilidad, incertidumbre, que arrastra hasta el hastío a los profesionales enfermeros, también de ansiedad y/o miedo al tener que enfrentarse a cuestiones en el día a día que o bien, a veces, no tienes el suficiente manejo o pericia o bien, otras desconoces. Debe quedar claro de una vez por todas que, una buena enfermera, no es aquella que trabaja en cualquier servicio y saca el trabajo hacia delante como mejor sabe o puede, sino que la buena enfermera es aquella que se siente segura en su quehacer porque lo adecua al mayor y más actual conocimiento, parapetándose en un permanente interrogante y una sólida formación.
En el año 2012, y empujado por esta lacra a la que hago alusión, me decidí por especializarme en un ámbito concreto, pero también transversal, en los cuidados enfermeros, la Salud Mental, convencido de que esta vía me ayudaría en el camino a convertirme en un proveedor de servicios especializados que aporta respuestas desde un cuidado integral a la vez que específico, algo indispensable entre las posibles soluciones a las necesidades actuales y futuras de la sociedad.
P: ¿Cómo han evolucionado los cuidados enfermeros a las personas con alguna enfermedad mental en los últimos años?
R: Los profesionales de Enfermería en Salud Mental han sufrido una transformación vertiginosa en el tiempo, sobre todo, si echamos la mirada atrás a los últimos 50 años. Y estos cambios principalmente han venido a materializarse por el propio cambio de modelo, en donde las personas usuarias de los servicios de salud mental y las familias, han adquirido un mayor protagonismo, una mayor visibilidad, así como una mayor relevancia en todo lo que tiene que ver con la toma de decisiones clínicas, pasando de ser meros receptores pasivos, a cómplices en la labor del cuidado de su salud y estado de bienestar. Aunque, por supuesto, aún queda mucho trabajo por hacer en la adopción de un auténtico modelo de atención orientado a la recuperación, en donde las persona en recuperación y las familias se vean implicadas en todos los aspectos y fases del proceso de la atención en igualdad de condiciones que el resto de agentes.
La formación reglada en España en la adquisición al título profesional de enfermera especialista en Salud Mental es prueba de ese compromiso adquirido por estas profesionales en respuesta a las exigencias de una sociedad cambiante, con nuevas necesidades y requerimientos en salud, y poniéndose de manifiesto cada vez más la relevancia de poner el foco en la promoción de la salud mental y la prevención de los trastornos mentales en la población así como el establecimiento de medidas de apoyo para las personas cuidadoras.
P: ¿Qué rol ocupa hoy en día en el sistema sanitario y en sociedad una enfermera especialista en Salud Mental?
R: La enfermera especialista en salud mental es el profesional socio-sanitario que, con una actitud científica, responsable y utilizando los medios clínicos y tecnológicos adecuados al desarrollo de la ciencia en cada momento, proporciona una atención especializada en Salud Mental mediante la prestación de cuidados de Enfermería.
Además, estos cuidados especializados se llevan a cabo en los diferentes niveles de atención en salud (primaria, secundaria, terciaria) a través de las pertinentes actividades de promoción, prevención, tratamiento y rehabilitación de la Salud Mental, teniendo en cuanta tanto los factores intrínsecos como los factores extrínsecos que intervienen en la aparición de las alteraciones de la Salud Mental.
Sin embargo, y de manera generalizada, se percibe aún mucho desconocimiento en cuanto a su gran potencial y aplicabilidad de los cuidados enfermeros especializados en Salud Mental, y probablemente, éste tenga su origen en la propia falta de reconocimiento y de mecanismos reguladores de la práctica por parte de las distintas administraciones. El sistema no ha tomado aún la decisión de apostar con convencimiento por las enfermeras especialistas en salud mental como un proveedor de servicios, vislumbrándose en todo esto intereses corporativistas y/o políticos en detrimento de una apuesta sólida y solvente en dar solución a los problemas y necesidades de salud de la población.
P: Los profesionales que ejercen la Enfermería de Salud Mental han de tener conocimientos, capacidades, habilidades y actitudes para dar respuestas a las necesidades y demandas de cuidados que plantea la comunidad a la cual sirven. ¿Qué conocimientos y capacidades son, a tu parecer, los más relevantes?
R: Las enfermeras especialistas en salud mental vienen trabajando en una amplia variedad de entornos, brindando atención integral a individuos, familias y grupos organizados en la comunidad. En su trabajo, estas profesionales forjan relaciones terapéuticas sólidas con las personas a lo largo de sus vidas, familiarizándose con sus historias y desafíos, acompañando en el proceso de transformar vidas de manera positiva.
Toda enfermera de Salud Mental debe disponer de una amplia gama de conocimientos especializados tanto en Enfermería como en otras ramas de la ciencia, con aspectos neurobiológicos y psicosociales.
Pero quizá, y desde mi humilde opinión, lo que más valor aporta al quehacer profesional de la enfermera de Salud Mental sea el ser hábil en la utilización de la razón, en todos los ámbitos de la vida, para ayudar a la persona en el proceso de desarrollo personal y bienestar.
P: Parece que Andalucía ha empezado a mostrar cierta intención de regular puestos de trabajos de enfermeras especialistas en salud mental. ¿Faltan enfermeras especialistas en salud mental en Málaga? ¿Cómo puede afectar esto a la ciudadanía?
R: En la perspectiva nacional, la situación de la Enfermería especializada en salud mental en Andalucía, comparada con otras Comunidades Autónomas, continúa siendo, cuanto menos, algo paradójica.
Es importante situarnos en el escenario, donde ya han pasado más de 6 años desde que se aprobara la orden que creaba la categoría profesional estatutaria de Enfermero/a Especialista y, sin embargo, los resultados de su implementación en su arduo y lento avance, están siendo segmentados e incompletos. La propia administración mantiene su empeño por instaurar un modelo de coexistencia de perfiles profesionales (enfermeras generalistas y enfermeras especialistas en salud mental); además en aquellas unidades donde las personas usuarias tienen un mayor nivel de requerimientos y donde su situación de salud y su nivel de cuidados es más complejo.
Sociedades Científicas como la propia Asociación Española de Enfermería de Salud Mental (AEESME), de la cual soy miembro, venimos rechazando esta propuesta, abogando por la necesidad de que el 100 x 100 de la totalidad de las plazas de dispositivos de Salud Mental sean ocupadas por enfermeras especialistas en salud mental, algo que redundará en la calidad y excelencia en la prestación de los cuidados con la ciudadanía andaluza.
Otra cuestión pendiente sería las ratios profesionales, donde las enfermeras de salud mental llevan años manteniendo el mismo número o incluso, viendo reducida su presencia en las plantillas. Hay Unidades de Salud Mental Comunitaria en la capital malagueña que cuentan en sus equipos con 12 psiquiatras frente a 3 enfermeras especialistas en salud mental, queriendo mostrar con este dato lo dificultoso de dar cabida al valor y potencial de estas profesionales a la sociedad, además de estar ofreciéndose de una manera cada vez más acrecentada, respuestas medicalizadas a los problemas de la población.
Con esto, nuevamente me reitero en el grave desaprovechamiento por parte de las distintas administraciones de las habilidades prácticas y sociales, además de los conocimientos especializados de estas profesionales, una autentica merma en la cartera de servicios para la sociedad.
P: Principales reivindicaciones de las enfermeras especialistas en salud mental de Málaga
R: Quizá nos encontremos en el momento preciso para repensar los cambios que necesita nuestro sistema, de que las enfermeras especialistas en salud mental se sienten en igualdad de condiciones que el resto de profesionales en las mesas y órganos de toma de decisión, y verdaderamente estudiar que quizá las enfermeras especialistas deben estar no sólo donde dice su apellido sino donde además se empleen mejor sus competencias para dar respuesta a necesidades sentidas y requeridas por la población y el sistema sanitario.
Por ello, hago extensible desde aquí alguna propuesta para iniciar el tan necesario cambio, como la modificación de la composición y funcionamiento de las Juntas de Enfermería de los hospitales andaluces, las cuales han quedado obsoletas desde su regulación en BOJA 127 de noviembre de 1996; y pudiéndose reformular su composición con la representación de una enfermera especialista de cada una de las especialidades que haya en el hospital. O, en su defecto, una representación de una enfermera especialista elegida de entre todas las especialidades de Enfermería del hospital.
También, las propias Juntas de los colegios de Enfermería deben adaptarse a estos cambios, contemplando entre sus vocalías, una representación del colectivo, o en su defecto, una representación de una enfermera especialista elegida de entre todas las especialidades.