RAFAEL ARIZA GUERRERO ha dicho adiós a una larga vida plena de familia, amigos y de coordinar para dar una segunda oportunidad de vida a cientos de personas que necesitaban un trasplante.
Lo conocí en el 1992, cuando él ya llevaba 12 años de coordinador de trasplantes. Cuando en nuestra sociedad era aún un tema desconocido y en el peor de los casos tabú. Fue mi “padre profesional”. Para quien desconozca la labor de un coordinador de trasplantes lo resumiré en tres aspectos; cuando alguien fallece en determinadas circunstancias, se ha de comunicar a la familia esa mala noticia y se ha de hacer con tacto y empatía, para que la familia pueda iniciar un buen proceso de duelo. Solamente, cuando se detectan signos de que la familia inicia la aceptación, se plantea la opción de explorar el deseo del fallecido y/o familia sobre la donación de órganos y tejidos.
Y si la decisión es positiva; se coordinan a todos los equipos para realizar la extracción y los trasplantes. Eran tiempos en los que no existían los móviles, como mucho un buscapersonas y los centros de coordinación se iniciaban en los teléfonos fijos de las casas de los coordinadores. Sus prioridades en esos difíciles momentos, en que alguien ha perdido a un ser querido eran empatía, sinceridad y honestidad; que yo he tratado de hacer mías. Y el resultado de todo lo que hiciste abnegadamente, sin medios, abriendo caminos ha sido que muchas familias encontraron alivio y consuelo y cientos de personas han vuelto a tener una vida normal gracias a un trasplante.

La deuda que la sociedad tiene contigo, y en concreto la provincia de Granada, es muy grande. Pero tu generosidad, dedicación, estar y saber estar con un trabajo bien hecho, tú te dabas por recompensado.
Ahora, en estos momentos, que es tu familia la que necesita remontar el duelo, quiero rendirte este pequeño homenaje porque fuiste un gran maestro y amigo. Somos lo que dejamos, tu legado es inmenso para tu familia y para la sociedad. Y además, como diría Machado “fuiste, en el buen sentido de la palabra, un hombre bueno”. Descansa en paz.