• El Colegio Oficial de Enfermería de Málaga habla con Escarlata Godino-Ríos, enfermera escolar que presta sus servicios en The British School of Málaga. Hoy, nos cuenta sus últimas vivencias como enfermera escolar desde la crisis sanitaria del COVID-19, además de profundizar en la petición histórica de integrar esta figura profesional sanitaria especializada en los centros educativos, entre otras cuestiones.
Desde hace años, la Enfermería viene reivindicando la incorporación de la figura de la enfermera escolar a todos los centros educativos como herramienta clave para la promoción de la salud y prevención de la enfermedad desde edades tempranas. El Colegio, firme defensor de esta necesidad, entrevista a la enfermera Escarlata Godino-Ríos, colegiada de Málaga, que desde hace cuatro años brinda este importante servicio en The British School Málaga».
Escarlata obtuvo en 2017 la especialidad en Salud Mental y en 2019 culminó su máster sobre Economía de la Salud y Gestión Sanitaria en la Universidad de Málaga. Hoy, nos cuenta sus últimas vivencias como enfermera escolar desde la crisis sanitaria del COVID-19, además de profundizar en la petición histórica de integrar esta figura profesional sanitaria especializada en los centros educativos, entre otras cuestiones.
P: ¿Por qué son necesarias las enfermeras escolares?
R: Podría decir que somos la tranquilidad del profesorado y de las familias: atendiendo accidentes, enfermedades comunes, prescribiendo y administrando medicaciones… siendo no sólo un pilar esencial de la conciliación familiar de los padres y madres, si no también potenciando la calidad de la enseñanza ya que descargamos del trabajo sanitario a los profesores, conserjes, secretariado…
Por supuesto, también colaboramos muy activamente en las clases de Educación para la Salud al alumnado. También realizamos la vigilancia epidemiológica de infecciones en la escuela, ayudamos en la prevención de accidentes detectando y reportando riesgos del entorno, y velamos por la salvaguarda del menor ante el maltrato doméstico o el acoso escolar.
Pero el motivo más importante por el que los enfermeros escolares somos necesarios es que los niños y niñas tienen derecho a la protección y a la atención sanitaria, así como a los cuidados necesarios para su salud y bienestar. Como bien explica el Decreto de la Junta de Andalucía 246/2005 de 8 de noviembre, por el que se regula el ejercicio del derecho de las personas menores de edad a recibir atención sanitaria en condiciones adaptadas a las necesidades propias de su edad y desarrollo: “La enfermedad coloca a los menores de edad en una posición de máxima vulnerabilidad física y psicológica y hay que optar por los sistemas de tratamiento que permitan una menor ruptura con su vida cotidiana a la vez que maximizan la accesibilidad a la atención sanitaria. La persona menor de edad, en función de su madurez, podrá solicitar por sí misma y recibir la asistencia sanitaria que requiera.” Esto, que es básico para todos los niños y niñas en general, se convierte en algo vital para la integración socioeducativa del alumnado con enfermedades crónicas.
P: Como enfermera escolar en The British School of Málaga, ¿Qué tipo de intervenciones y acciones con la comunidad educativa tienes planteadas desarrollar en el próximo curso escolar?
R: En un día habitual de trabajo, por la mañana llego al colegio y recibo a las familias que desean verme para darme alguna medicación para sus hijos o solicitar alguna necesidad de cuidados para ellos. Durante las horas lectivas, voy atendiendo avisos del profesorado sobre alumnos que se encuentren mal y los asisto, telefoneando a las familias para informarles de lo sucedido, pedirles consentimiento de administración de medicación o gestionando la recogida del alumno por parte de las familias. Durante el tiempo de recreo, los alumnos pueden visitarme libremente, ya sea para asistencia sanitaria o incluso para preguntarme dudas sobre salud y enfermedades y consultarme lo que les preocupa. Esta accesibilidad es crucial porque es el momento más crítico, no sólo de accidentes, sino también porque el hecho de poder ver a una enfermera por propia iniciativa de los menores, les otorga la libertad máxima de solicitar ayuda sociosanitaria.
En un día cualquiera en mi colegio, que cuenta con 875 alumnos desde 3 a 18 años, puedo atender entre 15-25 avisos de profesores sobre los niños que se encuentran mal durante las clases, más otros 10-20 niños que acuden a la enfermería de forma independiente durante los recreos, más unas 5-10 consultas de salud de familias que me telefonean o me escriben al email, más 3-5 solicitudes de asistencia de profesores y personal no docente que también se accidentan o se sienten mal.
Luego, al final de la jornada, hago tareas de gestión: revisión de botiquines, desfibriladores, reuniones con profesorado, reuniones con familiares, realización de planes de cuidados de niños con enfermedades crónicas, informes epidemiológicos, informes de prevención de riesgos, informes de salvaguarda, seguimiento telefónico de niños que están enfermos en sus casas, trámites con el seguro escolar de accidentes, preparación de clases de Educación para la Salud a todo el alumnado, adaptadas según la edad (imparto unas 30-40 clases de salud al año en total).
Y durante toda la jornada, siempre atenta al teléfono, lista para cualquier emergencia.
En este curso, las intervenciones y acciones para la comunidad educativa están más centradas que nunca en la Salud Mental.
P: ¿Qué papel juegan las enfermeras escolares en el ámbito de la promoción de la salud y la prevención de la enfermedad? ¿Podría entenderse esta figura como una inversión y ahorro a largo a plazo en el sistema de salud?
R: Como he comentado, el trabajo de la enfermería escolar no es solo asistencial, sino que al final los niños y niñas te reconocen como la persona experta a la que preguntar y aprender sobre salud, lo cual sin duda repercutirá en la consolidación de hábitos de vida saludable y menos enfermedad en la adultez, y por consiguiente, menor gasto sanitario en un futuro. Pero es que, en el corto plazo, la enfermera escolar supone un ahorro en términos de absentismo laboral de los padres y madres gracias a la importantísima ayuda a conciliación familiar, ya que la mayoría de los problemas de salud son resueltos en la misma escuela, por lo que también descargamos urgencias hospitalarias y centros de salud.
P: ¿Cómo se ha vivido la pandemia del COVID-19 en los centros educativos? ¿Se vieron afectadas las tareas que de manera cotidiana venías desarrollando?
R: Durante la fase aguda de la pandemia de covid-19, la vigilancia epidemiológica cobró prioridad absoluta, detectando casos sospechosos, derivando para pruebas en los centros de salud, detectando y comunicando los contactos estrechos. La Educación para la Salud se volcó en la prevención de la infección: cómo se transmite el germen, cómo usar las mascarillas, cómo hacer cuarentenas, cómo funcionan las vacunas… La prevención de riesgos se centró en la higiene y la ventilación de las aulas. La atención a la salud mental estaba enfocada a sobrellevar el aislamiento, el miedo, la angustia y la ansiedad. Fue una situación que, cuando echo la vista atrás, todavía me sobrecoge. Quiero felicitar a los niños y niñas, así como sus familias y a toda la comunidad educativa, por su afrontamiento y su valentía durante estos años, y que no olviden lo aprendido: con dolor de garganta o tos usar mascarilla, y descansar en casa si se encuentran mal.
P: La crisis sanitaria del COVID-19 ha puesto en relieve la importancia de prevenir y abordar los problemas de salud mental, de manera muy especial en niños y adolescentes. ¿Qué intervenciones realizan las enfermeras escolares en este sentido?
R: Lo más importante, la presencia. Estar ahí cuando un menor pueda necesitarte. Estar disponible y accesible es vital para ellos. Incluso cuando ellos no piden ayuda, estar presentes y atentos a las señales de problemas de salud mental, maltrato, acoso… y saber identificarlas, trabajando mano a mano con la comunidad educativa.
Lo segundo, los talleres de Educación para la Salud abarcando temas como: ansiedad, afrontamiento del estrés, adicciones, trastornos de la conducta alimentaria, educación afectivo-sexual, educación contra la discriminación y el acoso escolar…
P: ¿Sabrías explicarnos las principales diferentes entre las enfermeras referentes que la Consejería de Salud y Consumo ha puesto a disposición de los centros educativos y la figura de la Enfermera Escolar que, de manera constante, viene reivindicando la profesión?
R: Es de justicia que la sociedad andaluza no se conforme con “enfermeros referentes de centros educativos” que se trata de un enfermero al teléfono por cada 3000-6000 alumnos de varios colegios, y sólo pueden acudir a cada colegio asignado un par de veces en todo el curso, debido entre otros motivos, a los cupos tan grandes que tienen asignados. Por si fuera poco, muchas veces dichos referentes trabajan además con más pacientes en los centros de salud como enfermeros de atención primaria.
En las visitas de los enfermeros referentes a los colegios, hacen importantes labores desde vacunación hasta educación sanitaria. No obstante, al no ser una figura presencial de los colegios, lógicamente están muy limitados y no pueden asistir de forma directa e inmediata ni los estudiantes ni a la comunidad educativa.
P: ¿Qué retos pendientes rodean a la figura de la Enfermera Escolar en Andalucía?
R: Los andaluces deben exigir un profesional de enfermería presencial en cada colegio durante toda la jornada, que vele por el bienestar y la salud de sus hijos e hijas.