Más del 85% de estas personas son mujeres, lo que aumenta todavía más el sesgo de género que hay en la sociedad, discriminándolas y poniéndolas una vez más en el punto de mira de un mundo que perpetúa comportamientos y situaciones machistas.
Desde el Consejo Andaluz de Enfermería nos sumamos al CGE haciendo un llamamiento urgente a las administraciones públicas, gobiernos autonómicos y Gobierno Central para que regulen y legislen urgentemente las ayudas pertinentes para los millones de cuidadores no profesionales que tienen que hacerse cargo de una persona mayor o con una discapacidad en España.
Los avances científicos han hecho que la esperanza de vida haya crecido cinco años en las últimas tres décadas y con ello la Sanidad haya tenido que adaptarse y pasar de un modelo basado en el curar a un modelo centrado en el cuidar. Cuidados para mejorar la calidad de vida de las personas mayores, cada vez más envejecidas y con enfermedades crónicas. En hospitales, centros de salud, sociosanitarios y demás instituciones, las enfermeras son las encargadas de brindar cuidados expertos a toda la población, pero fuera, en los domicilios existe otra realidad, muchas veces invisible.
Tal y como resaltan en el comunicado desde el Consejo General, «tenemos un reto muy importante por delante y nosotros como cuidadores profesionales, consideramos fundamental apoyar y regular la función que llevan a cabo todas estas personas, con una carga emocional y psicológica brutal, que muchas veces merma enormemente su salud mental y, además, no cuentan con la formación necesaria para enfrentarse a esta situación”.
Con motivo del Día de las Personas Cuidadoras, que se celebra este viernes, 5 de noviembre, el colectivo de enfermeras, que engloba a más de 325.000 profesionales en todo el país, insta a que se tomen las medidas oportunas para “cuidar al cuidador”. Según los últimos datos publicados por la Sociedad Española de Geriatría y Gerontología, un estudio de la Universidad Pompeu Fabra (Barcelona) calcula que el 34% de las personas mayores de 65 años necesitan apoyos o cuidados en su día a día.
Además, se estima que más del 85% de los cuidadores no profesionales son mujeres, lo que aumenta todavía más el sesgo de género que ya existe en la sociedad, discriminándolas y poniéndolas una vez más en el punto de mira de un mundo que perpetúa comportamientos y situaciones machistas. “Muchas de estas mujeres se ven obligadas a abandonar su vida social y laboral para hacerse cargo de sus familiares y no podemos hacer oídos sordos a esta situación. Hay que apoyarlas con recursos económicos, pero también con recursos sanitarios. Deben poder acudir a profesionales expertos que les asesoren y den las claves para conocer cómo enfrentarse a esta realidad que les ha venido sin previo aviso y puede afectarles enormemente”, apunta Pilar Fernández, vicepresidenta del CGE.
COVID-19
La pandemia por COVID-19 también ha agravado enormemente la situación tanto de las personas dependientes como la de sus cuidadores. Si mejorar la vida de estas personas ya era un reto en 2019, ahora, tras 20 meses durísimos de crisis sanitaria, se hace todavía más necesario abordar esta realidad. “Hemos visto cómo se paralizaba el mundo y, con él, paralizamos también la atención de numerosas personas. Ahora ya no vale como excusa la pandemia, las administraciones deben trabajar por y para la sociedad. Una sociedad entre la que se encuentran estos cuidadores, que deben dejar de ser invisibles para ser una parte activa en los presupuestos y leyes de nuestro país”, subraya el presidente de las enfermeras.
Las enfermeras insisten en la necesidad de abordar problemas como la frustración que muchas veces sienten estos cuidadores por considerar que no son suficientemente capaces de atender a sus familiares de la mejor manera posible. “Es importante que sepan que se están enfrentando a una situación desconocida para ellos y que, además, deben tomarse su tiempo. Hay que recordarles que deben descansar y que, por supuesto, pueden equivocarse sin ser culpables de nada. Querer desconectar y dedicarse tiempo no tiene que suponer una losa más sobre sus espaldas, sino ser una vía de escape para estos momentos tan complicados”, apunta Pilar Fernández.
Asimismo, afirma que “la Ley de la Dependencia nació sin financiación específica y después de 15 años de su publicación las ayudas a personas dependientes y sus familias llegan tarde y son insuficientes, es necesario incrementar la financiación en dependencia y priorizar el cuidado y atención de los cuidadores no profesionales. Hay que evitar que claudiquen en su tarea de cuidadores y para ello las enfermeras y enfermeros jugamos un papel protagonista, facilitando recursos de apoyo, proporcionando formación y educación sanitaria, evaluando la posible claudicación del cuidador y generando alternativas a tiempo que sirvan de soporte y favorezcan la continuidad de los cuidados no profesionales, mejorando de esta forma la calidad de vida de las personas con dependencia y patologías crónicas complejas”.
De hecho, desde los colectivos representantes de la profesión resaltamos que un cuidador bien cuidado siempre dará mejores cuidados. Queremos que la población sepa que puede contar con nosotros, somos profesionales expertos y especializados. Estamos aquí para ayudarles, resolver dudas y formarles en la medida de lo posible. Es trabajo de todos los estamentos de la sanidad mejorar el día a día de estas personas con políticas reales para tener una población mejor cuidada física y mentalmente.